Estoy casi seguro de que hace un par de días, cuando recibiste el Nuevo Año, hiciste un listado de tus propósitos y tus metas para 2024.
Si es así, bienvenido al club de los abogados que gustamos de planear nuestras actividades. El sólo hecho de tener metas para 2024 es, de suyo, un paso importantísimo, porque el primer paso para tener un ejercicio profesional exitoso es tener metas y tener claro cómo lograrlas.
Propósitos, metas SMART y tus metas para 2024
¿Qué son las metas? Las metas son los objetivos que nos proponemos alcanzar en un determinado plazo de tiempo. Las metas nos ayudan a enfocar nuestra atención, motivarnos, medir nuestro progreso y celebrar nuestros logros.
Pero no todas las metas son iguales. Hay una gran diferencia entre una meta bien formulada y un simple propósito de año nuevo. Un propósito de año nuevo es una declaración general y vaga de lo que queremos hacer o mejorar, como «este año voy a hacer más ejercicio» o «este año voy a leer más libros» o ―este es el propósito que yo me formulo cada año y nomás nunca lo cumplo― «este año me voy a enojar menos».
Estos propósitos no son malos en sí mismos, pero tienen el problema de que no son específicos, medibles, alcanzables, relevantes ni temporales. Es decir, no cumplen con la metodología SMART.
A través de la experiencia, he entendido que tus metas para 2024 deben, además, depender exclusivamente de ti y estar formuladas en positivo. Es lo que yo he rebautizado como metodología SMART+ en mi libro Tu derecho es emprender. Una guía completa para fundar tu despacho de abogados.
La metodología SMART es una herramienta que nos ayuda a fijar metas de forma efectiva. SMART son las siglas en inglés de Specific (Específico), Measurable (Medible), Achievable (Alcanzable), Relevant (Relevante) y Time-bound (Temporal). Veamos qué significa cada uno de estos criterios:
- Específico: Una meta debe ser clara y concreta, sin dejar lugar a dudas o ambigüedades. Debemos responder a las preguntas qué, cómo, dónde, cuándo y por qué de nuestra meta. Por ejemplo, en vez de decir «este año voy a hacer más ejercicio», podemos decir «este año voy a correr tres veces por semana durante 30 minutos en el parque cercano a mi casa para mejorar mi salud cardiovascular».
- Medible: Una meta debe tener un indicador que nos permita saber si la estamos cumpliendo o no, y cuánto nos falta para lograrla. Debemos establecer una forma de medir nuestro avance y nuestro resultado final. Por ejemplo, en vez de decir «este año voy a leer más libros», podemos decir «este año voy a leer 12 libros no jurídicos, uno por mes, y llevar un registro de los títulos y autores en una libreta» (si incluyes en esa lista a Tu derecho es emprender, no me molesto, créeme).
- Alcanzable: Una meta debe ser realista y posible de lograr, teniendo en cuenta nuestros recursos, capacidades y limitaciones. Pero ojo, eso no significa que sea sencilla de alcanzar pues también debe ser retadora. No debemos fijarnos metas demasiado fáciles ni demasiado difíciles, sino que nos supongan un reto razonable y estimulante. Por ejemplo, en vez de decir «este año voy a aprender cinco idiomas a la perfección», podemos decir «este año voy a aprender inglés hasta el nivel B2, usando una aplicación móvil y practicando con un tutor online dos veces por semana».
- Relevante: Una meta debe ser importante y significativa para nosotros, y estar alineada con nuestros valores, intereses y propósito. No debemos fijarnos metas solo porque otros lo hacen o nos lo dicen, sino porque realmente queremos conseguirlas y nos aportan algo positivo. Por ejemplo, en vez de decir «este año voy a viajar por el mundo», podemos decir «este año voy a visitar dos países que siempre he querido conocer, porque me apasiona la cultura y la historia».
- Temporal: Una meta debe tener una fecha límite para su cumplimiento, que sea coherente con el tipo y la magnitud de la meta. Esto nos ayuda a organizarnos, priorizar y evitar la procrastinación. Además, nos permite crear un plan de acción con pasos intermedios y submetas que nos acerquen a nuestra meta final. Por ejemplo, en vez de decir «algún día voy a escribir un libro», podemos decir «en los próximos seis meses voy a escribir un libro de 200 páginas sobre mi experiencia como abogado, dedicando una hora al día a la escritura y revisando un capítulo por semana» (así es como yo escribo mis libros, uno por año).
El proceso es tan importante como tus metas para 2024
Como puedes ver, la metodología SMART te puede ayudar muchísimo a transformar tus propósitos de año nuevo en tus metas para 2024, bien formuladas y que tienen más posibilidades de ser cumplidas. Pero no solo es importante tener metas, sino tener claro el proceso para alcanzarlas.
El proceso básico y más comúnmente aceptado para alcanzar nuestras metas se compone de cuatro fases: planificación, ejecución, seguimiento y evaluación.
- Planificación: En esta fase debemos definir nuestras metas usando la metodología SMART, y diseñar un plan de acción que detalle los pasos, las actividades, los recursos, los plazos y las responsabilidades necesarios para lograrlas. También debemos anticipar los posibles obstáculos y riesgos que puedan surgir, y establecer estrategias para superarlos o minimizarlos.
- Ejecución: En esta fase debemos poner en práctica nuestro plan de acción, siguiendo las instrucciones y los criterios que hemos definido previamente. Debemos ser disciplinados, constantes y flexibles, y adaptarnos a las circunstancias que puedan cambiar o imprevistos que puedan ocurrir.
- Seguimiento: En esta fase debemos monitorear nuestro avance y nuestro desempeño, usando los indicadores que hemos establecido para medir nuestras metas. Debemos revisar periódicamente si estamos cumpliendo con lo planeado, si estamos obteniendo los resultados esperados, y si estamos avanzando hacia nuestra meta final.
- Evaluación: En esta fase debemos analizar los resultados obtenidos, comparándolos con los objetivos propuestos. Debemos identificar los logros y los aspectos positivos, así como las dificultades y los aspectos negativos. Debemos reconocer nuestros aciertos y errores, y extraer aprendizajes y conclusiones que nos sirvan para mejorar en el futuro.
Estas cuatro fases se pueden repetir tantas veces como sea necesario, hasta alcanzar nuestra meta final; hasta alcanzar tus metas para 2024. Es importante que no nos saltemos ninguna de ellas, ya que todas son esenciales para garantizar el éxito que buscamos.
Para ilustrar todo lo que hemos visto hasta ahora, te voy a poner un ejemplo de una meta bien formulada y un proceso para alcanzarla, relacionada con el ámbito profesional de nosotros los abogados.
Meta: Este año voy a aumentar mi cartera de clientes en un 20%, captando al menos 10 nuevos clientes cada mes, ofreciendo servicios jurídicos de calidad y competitivos en el mercado.
Planificación: Para lograr esta meta, voy a realizar las siguientes acciones:
- Tomar un curso de ventas para abogados.
- Crear un perfil profesional en LinkedIn bien estructurado, donde pueda mostrar mi experiencia, mis especialidades y mis casos de éxito.
- Actualizar mi página web, donde pueda ofrecer información detallada sobre mis servicios, mis tarifas y mis contactos.
- Participar en eventos y conferencias relacionados con el sector jurídico, donde pueda hacer networking y generar oportunidades de negocio.
- Enviar correos electrónicos personalizados a potenciales clientes, donde pueda presentarme, ofrecer mis servicios y solicitar una reunión.
- Hacer seguimiento telefónico a los correos enviados, donde pueda resolver dudas, generar confianza y cerrar acuerdos.
Ejecución: Para llevar a cabo estas acciones, voy a dedicar las siguientes horas y recursos:
- Tomar un curso de ventas para abogados: 8 horas
- Crear un perfil profesional en LinkedIn: 2 horas al mes.
- Actualizar mi página web: 8 horas al mes.
- Participar en eventos y conferencias: 8 horas al mes.
- Enviar correos electrónicos personalizados: 10 horas al mes.
- Hacer seguimiento telefónico: 10 horas al mes.
Seguimiento: Para monitorear mi avance y mi desempeño, voy a usar los siguientes indicadores:
- Número de visitas a mi perfil de LinkedIn.
- Número de visitas a mi página web.
- Número de contactos generados en eventos y conferencias.
- Número de correos electrónicos enviados.
- Número de llamadas realizadas.
- Número de reuniones concertadas.
- Número de nuevos clientes captados.
Evaluación: Para analizar mis resultados, voy a comparar los indicadores obtenidos con los objetivos propuestos cada mes. Voy a identificar qué acciones han funcionado mejor y peor, qué dificultades he encontrado y cómo las he resuelto. Voy a reconocer mis fortalezas y debilidades, y voy a extraer lecciones que me ayuden a mejorar mi estrategia.
Como pueden ver, este es un ejemplo de una meta bien formulada y un proceso para alcanzarla. Siguiendo estos pasos, estoy seguro de que podrías aumentar tu cartera de clientes este año y en el porcentaje que tú te hayas propuesto.
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Espero que estas recomendaciones te resulten útiles y que te ayuden a formular correctamente tus metas para 2024 y a encontrar nuevas formas para monetizar tu conocimiento jurídico. ¡Cuéntame cómo te va con tus metas SMART y dime si te gustaría que explicara más a fondo la metodología SAMRT+.
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