«El plagio de una tesis no es cosa menor: es una conducta reprobable, una usurpación de ideas y talentos; es un acto que pone entredicho la ética y la moral de quien lo comete y ofende a quienes se esmeran en cumplir con este requisito académico».
Enrique Graue Wiechers, rector de la UNAM
Enero de 2023.
A Enrique Graue Wiechers, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, le bastó un discurso de tan solo diez minutos, cronometrados con reloj en mano, para enviar a la opinión pública y a los actores políticos y jurídicos del país, un mensaje poderosísimo.
Diez minutos le fueron suficientes para dejar claro que el respeto a la legalidad y la autonomía universitaria son los dos ejes sobre los que se ha construido La Máxima Casa de Estudios de nuestro país.
De paso, hizo un llamado a la serenidad que merece ser escuchado y replicado.
Algo de contexto
El 11 de enero de 2023, el Comité de Integridad Académica y Científica de la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la UNAM determinó que la tesis de licenciatura que elaboró la ahora ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación mexicana para titularse en 1987, es copia sustancial de la original presentada un año antes por el entonces alumno de la Facultad de Derecho Edgar Ulises Báez Gutiérrez.
En medio del escándalo que causó la noticia del posible plagio y su confirmación, el Rector de la UNAM convocó a sesión del Consejo Universitario, en la que pronunció un discurso que fue transmitido en vivo unos días después.
Se trata de una pieza de oratoria magistral, perfectamente medida, equilibrada y bien pronunciada, que permitió al rector dar una buena y muy contundente muestra de cuán claro tiene lo trascendente de su función y de su papel al frente de su Universidad.
El discurso causó revuelo y despertó las opiniones más variadas y encontradas entre quienes lo escuchamos. Despertó simpatías y antipatías por igual y permitió que, a fuerza de ser replicado por las buenas o por las malas, el mensaje se dispersara y llegara al mayor número de oídos posible.
Es decir, el discurso fue tan bueno que cumplió cabalmente su función.
Fueron muchas y variadas las reflexiones contenidas en esta obra de la comunicación oral. Por lo que me centraré sólo en tres. Tres mensajes muy concretos que vale la pena analizar.
El doloroso tema de las tesis
En primer lugar, Graue parte de la idea de que el plagio es una falta gravísima, lo que expresa con una de las frases más relevantes de todo el discurso, una frase que seguramente será recordada mucho tiempo:
El plagio de una tesis no es cosa menor: es una conducta reprobable, una usurpación de ideas y talentos […]
Y enfatiza la gravedad de plagiar una tesis porque este tipo de trabajos, a cargo de quienes aspiran a estudiar, terminar y ejercer una carrera universitaria constituye una «[…] parte integral de los requisitos para su recepción profesional y expedición del título correspondiente […]».
Esta usurpación es tan lamentable que Graue inicia su mensaje con lo que él mismo bautiza como «el doloroso tema de las tesis», un tema «[…] que ha ocupado la atención de la comunidad universitaria, de los medios y del público en general».
Es decir: sabe que con el plagio de la tesis de licenciatura cometido por quien ahora es depositaria de uno de los tres poderes de la Unión, se lastima a la sociedad, al Estado de Derecho y a la comunidad universitaria.
Acto seguido, el rector respalda el dictamen emitido por el Comité de Integridad Académica y Científica de la FES Aragón del 11 de enero. No lo hace propio, pues no es su papel ni está dentro de sus facultades. El diseño institucional de la UNAM le impide calificar de válido o inválido el dictamen, pero da por sentado que es un documento fiable con conceptos como «meticuloso cotejo de los textos» y «análisis de la documentación que fue aportada por las personas involucradas».
Este respaldo le permite dos cosas:
- En primer lugar, partir de una premisa sustentada en pruebas: que la ministra sí cometió el plagio de la que se le acusa.
- En segundo lugar, solidarizarse y empatizar con la comunidad universitaria de la que él mismo se asume como parte integrante. Un mensaje de comprensión dirigido particularmente a «[…] las decenas de miles de estudiantes, académicos, tutores de tesis y egresados […]», quienes «[…] han empeñado un inmenso esfuerzo en cumplir a cabalidad con ética y rigor académico con este requisito».
En pocas palabras, da por cierto lo que todos dan por cierto ―pero con pruebas― y le pone nombre a los sentimientos de frustración y enojo que el plagio de la ministra ha provocado.
La legalidad ante todo
Luego de conectar así con su audiencia, el rector da un giro para hablar de legalidad.
La función de rectoría no implica estudiar los alcances de la normatividad universitaria. Entre las atribuciones de Graue no se encuentra la interpretación de la norma sino su implementación.
Y él lo sabe.
Graue dijo que pidió la opinión calificada de la Oficina de la Abogacía General de la Universidad, de los titulares de la Facultad de Derecho y del Instituto de Investigaciones Jurídicas, y afirmó haber escuchado las voces autorizadas de distinguidos eméritos universitarios, para saber «[…] si la norma universitaria puede permitir anular un título a un egresado […]».
Expresar esto tiene un mérito enorme. Implica reconocer, desde su posición de rector, que a la UNAM no la gobierna un solo hombre, sino las normas; normas que instituyen órganos tanto unipersonales como colegiados en cuya interacción radica la toma de decisiones.
Normas que distribuyen competencias. Normas que establecen procesos.
Consciente de ello, Graue dice, casi al final de su discurso un contundente «no puedo ni debo ir más allá de lo que la normatividad universitaria nos permite».
Y no puede ir más allá a pesar de que el debate público (así lo llama) se haya diversificado y multiplicado, incorporando «[…] todo tipo de comentarios y opiniones dentro de la Universidad, algunas de ellas coincidentes y otras que difieren en cuanto a la aplicabilidad de nuestra normativa […]», pero reconoce que esto no es extraño, sino deseable, porque la Universidad siempre busca dar cabida a todas las voces y la discusión de ideas.
Esa es la universidad ―dice Graue―: un espacio de expresión libre, plural y respetuosa, pero al mismo tiempo es un espacio en el que debe florecer la cultura de la legalidad y la verdad.
Esa cultura es lo que permite prevenir y sancionar ―remata― conductas indeseables, pero con certidumbre.
Es decir: es la certidumbre la que permite que la comunidad permanezca y florezca.
Graue asume el costo político de su actuar
Un buen discurso incorpora necesariamente, una de dos aportaciones:
- Datos duros y verificables, y/o
- Acciones por seguir
El mensaje del Rector de la UNAM al Consejo Universitario del 20 de enero de 2023 no es la excepción.
Expone las medidas que se están adoptando al interior de la Universidad para que no se repita un pasaje tan vergonzoso como el caso de la tesis de la ministra. Programas de cómputo para el análisis de textos y detección de plagios, reformas que permitan colmar las lagunas de la normatividad universitaria y rastreo en la plataforma Tesiunam para buscar más posibles casos, son algunas de las labores a emprender.
Sin embargo, deja muy claro que esto no es un juego de “tapar el pozo después de ahogado el niño”; al contrario, declara que «nada de lo anterior redime la indignación que sentimos ante un caso […] que pueda llegar a quedar impune» y sin más sanción que el descrédito social.
Graue se muestra sabedor de que el prestigio de su rectorado y el de la Universidad están en entredicho:
«Que quede también muy claro: la rectoría depositada en mi persona de ninguna manera evade su responsabilidad. Mi actuar no es tampoco producto de postergaciones, timidez, temor o encubrimientos; actúo, y lo seguiré haciendo, en el marco de la legislación universitaria».
Pero al mismo tiempo afirma deja muy claro que cualesquiera decisiones que la UNAM adopte deben dirigirse no a la imposición de una sanción, sino a respetar el debido proceso a que tiene derecho toda persona, dejando muy en claro que nada justifica que la UNAM reaccione a las presiones externas:
«Sé muy bien que el prestigio de esta administración […] está en entredicho, pero no por eso actuaremos en forma apresurada o irresponsable en respuesta a presiones externas para hacer juicios sumarios».
Por eso anuncia que el primer paso a dar es solamente analizar las posibles consecuencias de aplicar una sanción a los involucrados (i.e.: a la involucrada).
Las últimas frases del discurso son oro molido, sobre todo por la manera en que da pie a cerrar el mensaje con el lema universitario; un recurso retórico y estilístico que permite mantener una fuerte unión entre el orador y su audiencia:
«Con la fortaleza de la legalidad y la autonomía plena que ejercemos, elementos sustanciales de nuestra identidad […] la UNAM superará éste y cualquier otro reto que enfrentemos, defendiendo y consolidando los valores que nos distinguen y que son el motivo de nuestro lema: Por mi raza hablará el espíritu».
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Espero que estas reflexiones te resulten útiles y que te ayuden a encontrar formas para monetizar tu conocimiento jurídico.
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